Propósitos
Al principio le he mirado entre cabreado y decepcionado. Ese no es un motivo para despertarme y, además, no creo en los propósitos de fin de año, elaborados con la influencia de las vacaciones y el exceso de comida, bebida y buenos deseos. Le he dicho que los propósitos hay que creérselos, hay que desearlos, hay que elaborarlos con la mente fría y tienen que ser factibles para evitar los esfuerzos inútiles y las deprimentes frustraciones. Que los propósitos se comprometen en cualquier fecha, cuando se dan las condiciones anteriores, y no sólo con el cambio de año.
Me argumenta que le hace ilusión elaborar una lista de las actitudes que debemos reforzar, modificar, evitar o emprender. Se ha levantado profundo.
Vale, le digo, nos pondremos con ello dentro de un rato. Ves pensando en ello.
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Coincidimos en que el primer propósito para 2010 es no volver a meter la pata con las personas que queremos, el prpósito ambicioso es no meter la pata con nadie pero, fundamentalmente, no hacerlo con las personas que nos importan.
El siguiente sería seguir disfrutando de esos pequeños detalles que nos provocan momentos felices.
Agradecer los zarandeos honestos
No comerse el coco de manera excesiva y ser un poco menos racional
No dar nunca nada por hecho
No esperar demasiado y
Seguro que hay más pero en este momento no nos damos cuenta
¿Y lo del tabaco?, ya sabes, dejar de fumar.
Ah! También, se me había olvidado. Le digo mientras cruzo los dedos detrás de mi espalda.