La segunda oportunidad

martes, 23 de octubre de 2007

La importancia de la familia


La familia es importante. En ocasiones hasta se podría concluir que la familia es casi lo más importante.

Si el lector o lectora tiene dudas sobre tal afirmación me atrevo a remitirles a dos casos recientes y concretos de notoria influencia de la familia: El caso italiano y el caso nacional.

Es de sobras conocida la importancia y enorme influencia que la familia, sobre todo la oriunda de Sicilia, tiene en el país con forma de bota. Un reciente informe elaborado por la patronal de la pequeña y mediana empresa italiana corrobora ese conocimiento popular: "La mafia es la primera empresa de Italia, con una facturación anual de al menos 90.000 millones de euros, lo que representa el 7% del Producto Interior Bruto (PIB) del país". Importante ¿no?.

El caso nacional es también muy curioso. Resulta que Don Mariano Rajoy ha puesto en duda, o más bien ha negado, que el calentamiento global, el cambio climático sea un problema real y preocupante. Y lo ha hecho basándose en una conversación que mantuvo con un primo suyo que es catedrático de física. Para que luego digan que los que más influyen son los cuñados y cuñadas. Nada que objetar al primo de Rajoy que es un reconocido físico teórico. Todo que objetar al líder de la oposición (no olvidemos que pretende gobernar este país) que se da el lujo de banalizar con cuestiones que tienen preocupados a gran parte de los científicos y habitantes del planeta Tierra. Ay la familia! ¿Qué pensará el pobre primo sobre semejante utilización de su nombre y profesión?. ¿Qué pensarán los sufridos ciudadanos sobre semejantes planteamientos?.

En fin, os dejo que tengo que consultar a mi cuñado sobre mi siguiente post.

domingo, 14 de octubre de 2007

Ahogo


Sabía que no estaba bien, había vuelto a sentir esa sensación de interinidad, de tránsito, de visita. Era una sensación incómoda, como la de no saber donde sentarse o la de no saber que hacer con las manos. Era una sensación de añoranza, añoraba demasiados momentos, demasiadas sensaciones. Era una sensación de tedio, de sosería, de insípida planicie.

Era una sensación conocida, no era la primera vez que le sucedía, la experiencia le decía que sería una situación pasejera, que aguantara un poco más. Pero qué jodido es vivir un solo día sin ilusiones.

No se atrevía a indagar demasiado en las causas, las respuestas serían costosas con toda seguridad, una crisis a los cincuenta podía ser peligrosa, mejor dejarlo pasar otra vez, dejarse llevar y esperar. El oxígeno no tardaría en aparecer pero ¿para cuánto tiempo quedará?.