Con un punto cínico
¡Enhorabuena!. Si estás leyendo estas líneas es que has conseguido sobrevivir a la primera mitad de los festejos navideños. Lograr semejante hazaña no es tarea fácil ni mucho menos. Puedes sentirte orgulloso, u orgullosa, de haber llegado hasta aquí con la cabeza medianamente lúcida y el cuerpo capaz de encender el ordenador.
Superar la intensísima ruptura de ritmos, sortear el continuo bombardeo de felicidad corteinglesera, realizar compras compulsivas, buscar regalos ya casi obligatorios, digerir estóicamente el repetido empacho gastronómico y familiar y soportar pacientemente la casi siempre horrorosa ornamentación navideña a la vez que intentamos mantener unos mínimos de cordura física y mental es una tarea que raya la epopeya.
Estoy un poco cínico, es cierto, pero -y serán cosas de la edad- cada año lo llevo peor. Si no fuera por algún café de media mañana en buena compañía sería insoportable.
De todas formas y sin que sirva de precedente, os deseo a tod@s 365 días de deseos cumplidos o en perspectiva de hacerlo. Y muchas ilusiones que es lo que de verdad nos da vidilla.
Superar la intensísima ruptura de ritmos, sortear el continuo bombardeo de felicidad corteinglesera, realizar compras compulsivas, buscar regalos ya casi obligatorios, digerir estóicamente el repetido empacho gastronómico y familiar y soportar pacientemente la casi siempre horrorosa ornamentación navideña a la vez que intentamos mantener unos mínimos de cordura física y mental es una tarea que raya la epopeya.
Estoy un poco cínico, es cierto, pero -y serán cosas de la edad- cada año lo llevo peor. Si no fuera por algún café de media mañana en buena compañía sería insoportable.
De todas formas y sin que sirva de precedente, os deseo a tod@s 365 días de deseos cumplidos o en perspectiva de hacerlo. Y muchas ilusiones que es lo que de verdad nos da vidilla.