La segunda oportunidad

domingo, 31 de enero de 2010

Ciclos

Apesar y yo, como los economistas, creemos que lo que sucede, lo que vivimos, se puede encuadrar en ciclos.
 
La primera acepción de ciclo para el DRAE es "Período de tiempo o cierto número de años que, acabados, se vuelven a contar de nuevo". Apesar y yo queremos, necesitamos, comenzar a contar de nuevo. De momento pensamos que mejor cada uno por separado. La vida da muchas vueltas y quizás contemos juntos de nuevo en un futuro ciclo, quizás.

Se cierra un ciclo, se acaba un periodo, el contador ha alcanzado los últimos dígitos. Desde ahora Apesar se queda sólo en La segunda oportunidad. Yo me moveré a mí aire, un poco más libre, un poco diferente.

Se cierra un ciclo, se abre otro, el destino irá repartiendo sus mágicas cartas y nosotros intentaremos jugar las partidas lo mejor que sepamos. Quizás volvamos a coincidir en alguna de ellas, estaría muy bien.

Como los dos somos un poco obstinados, nos ha costado tiempo comprender que el ciclo había terminado, nos resistíamos a asumirlo, obstinados y torpes ;) Nos daba pena que acabara, por aquí hemos conocido a personas maravillosas, personas a las que hemos llegado a querer, personas que ya son importantes en nuestras vidas, personas con las que queremos seguir disfrutando y compartiendo. Será de otra manera, será diferente, pero lo seguiremos haciendo mientras la cosa funcione.

Un beso muy grande para todos y todas los que habéis pasado por aquí durante este ciclo, nos veremos en otro, quizás.


martes, 12 de enero de 2010

Un encuentro inesperado


[Stairway-EdvardMunch]

Coincidieron en el aeropuerto, hacía más de un año que no se veían, desde aquella última noche juntos, la que separó sus cuerpos y sus destinos, la noche en la que le comunicó que se iba a vivir con otra persona, la noche en la que, entre besos, lágrimas y sexo intentaba explicarle de que esa decisión era la mejor para los dos.

Apenas sabían el uno del otro, algún amigo común les había pasado algo de información, poca, no demasiada, ellos preferían no saber demasiado, no preguntaban y trataban de cambiar de conversación en las ocasiones en que alguien les hablaba de la otra persona. No es que ya no les importara la vida del otro, más bien al contrario, aún no habían conseguido olvidarse y a menudo echaban de menos alguno de los momentos que compartieron.

Coincidieron en el aeropuerto, sus miradas se cruzaron en uno de sus largos pasillos, donde se inician las escaleras, y el encuentro fue inevitable. Se sonrieron un tanto forzados y bastante noqueados, la inesperada situación les había cogido sin defensas preparadas, se saludaron "hola, qué casualidad" "¿cómo estás?" "bien ¿y tú?" "bien, también bien" "qué casualidad" "¿qué haces por aquí?" "tengo que viajar a Barcelona, ¿y tú?" "trabajo aquí, ahora trabajo aquí" "estupendo, qué bien" ... "bueno, me ha alegrado verte" "si, yo también me alegro" ... "pues, ya nos veremos ¿no?" "claro, ya nos veremos" "vale, me voy que se me hace tarde" "sí, yo también tengo prisa" "hasta la vista, un beso" "otro para ti, ya nos vemos".

Cada uno siguió su camino, aún un poco cortados, acelerando el paso, pensando en el encuentro, recordando otros tiempos, preguntádose qué cómo estará el otro, con una sensación rara, ya sin añoranza, sólo con curiosidad.


jueves, 7 de enero de 2010

De año en año



Todos los días se cumplen años. Cada día hace un año de algo que hemos vivido.

Hoy es el cumpleaños de una amiga, de una muy buena amiga, hoy hace un año de su anterior cumpleaños. No estamos atravesando un buen momento, la evolución personal de cada uno nos está llevando hacia planos no coincidentes en algunos espacios mentales. Me gustaría que el año que viene, en el próximo cumpleaños, esos espacios volvieran a coincidir. De momento, este cumpleaños será diferente del que celebramos hace un año.

La medida del tiempo en años. Un año es, relativamente, mucho tiempo. Un año es 365 días, casi 9.000 horas y más de 500.000 minutos. Mucho tiempo o muy poco tiempo, depende de cada momento. Pero, objetivamente, en un año suceden muchas cosas o, por lo menos, pueden suceder muchas cosas.

Otro año, cada día se cumple otro año. Hoy es su cumpleaños, mañana será el cumpleaños de otra persona, cada día es nuestro cumpleaños de aquello que vivimos.

Te deseo un feliz cumpleaños y un año lleno de vivencias que celebrar cada día del año que viene. Muchas felicidades, chica.


miércoles, 6 de enero de 2010

Buenos momentos




Recuerdo perfectamente la ilusión que me producía la noche de los reyes magos. Recuerdos de niñez, recuerdos de sensaciones mágicas, de nervios, expectativas, de ilusiones. Efectivamente era una noche muy especial, maravillosa, una noche en la que conciliar el sueño era muy difícil, casi imposible. Una noche en la que, al final, cuando el sueño vencía a la emoción y a la curiosidad, dormías con una sonrisa en la boca. Recuerdo que, por la mañana, muy temprano, mi hermana me despertaba presa de un ataque de nervios, me zarandeaba hasta que lograba que me levantara y me arrastraba hasta el salón de la casa donde llamativos objetos ocupaban los muebles de la estancia. En ese momento nos temblaban las piernas, ¡todo eso era para nosotros!, abríamos paquetes, probábamos juguetes, mirábamos atónitos los regalos que esos señores tan extraños nos habían traído. Mi padre siempre comprobaba que sus majestades se habían tomado las copas de coñac o de anís que la noche anterior les había dejado bien a la vista para que repusieran fuerzas y se sintieran bien atendidos. Mi madre nos urgía a desayunar. No había prisas, todo era pura magia, todo era pura ilusión. Lo recuerdo perfectamente.

Desde estas vivencias han pasado muchos años, un montón. Ahora, lógicamente, no es igual. Pero este año, de alguna manera, he vuelto a disfrutar unos momentos que me recordaron a aquellos. Unos reyes adelantados me volvieron a hacer vivir momentos de ilusión, nervios y sonrisas, momentos mágicos, momentos felices. Me gustó revivir esas sensaciones. Me gustó mucho.


lunes, 4 de enero de 2010

El verano se acabó

 

 
Comienza el año con la extraña sensación de que lo que se ha terminado ha sido el verano. El verano como actitud vital más abierta, más deshinibida e, incluso, más licenciosa, actitudes dichosas aunque enmarcadas en un claro horizonte temporal con fecha de caducidad prefijada.

Es una situación rara porque precisamente estas pequeñas vacaciones de navidad no han recordado para nada al verano en sus connotaciones climatológicas pero, hace unos días, cuando de manera ciertamente simbólica se acabaron las vacaciones, tuve la certeza de que lo que se había acabado era el verano, el periodo de sueños e ilusiones por excelencia, los días en los que todo está permitido. El fin de los días estivales también significa la vuelta a la normalidad, a los hechos cotidianos, a la realidad.

Pues eso, que el verano se ha acabado aunque estemos en enero. Feliz enero y feliz año.