Tomate triturado

¿Qué pasa en este nuestro país para que el anunció de la desaparición de un programa televisivo se haya convertido en noticia de alcance nacional, sea materia de múltiples análisis, se debata y comente por doquier y hasta se le dedique este post?.

El programa en cuestión es, ya lo habréis imaginado, "Aquí hay tomate". Paradigma de la llamada telebasura y ejemplo notorio del amarillismo periodístico.

Es cierto que "Aquí hay tomate" ha conseguido excelentes cuotas de audiencia, como lo es que ha sido un espacio que todos hemos visto y comentado. Es decir, ha sido un programa puntero e influyente en la reciente parrilla televisiva. Pero el hecho de que la noticia de su finalización esté ocupando la dedicación de tantísimas plumas y micrófonos es un hecho que da que pensar.

Los programas de televisión, al igual que los videoclubs o las inmobiliarias, por poner un ejemplo, están sometidos de una manera tiránica a la demanda o gustos de los consumidores. En nuestros barrios los videoclubs y las inmobiliarias aparecen y desaparecen con una frecuencia llamativa. En televisión sucede con también relativa frecuencia que costosísimas producciones desaparezcan de la parrilla por no alcanzar los objetivos de audiencia deseados. Todo ese proceso es normal, no nos llama en exceso la atención. ¿Qué tiene "El tomate" para que, en este caso, la desaparición de un programa se haya comportado, mediáticamente, de un modo tan excepcional?.

Pues yo no lo tengo demasiado claro, quizás simplemente que, en el fondo, todos somos bastante más cotillas de lo que creemos. Quizás.