Otro meme, éste literario
Ahora sabemos que el capitán Alegría eligió su propia muerte a ciegas, sin mirar el rostro furibundo del futuro que aguarda a las vidas trazadas al contrario. Eligió entremorir sin pasiones ni aspavientos, sin levantar la voz más allá del momento en que cruzó el campo de batalla, con las manos levantadas lo necesario para no parecer implorante y, ante un enemigo incrédulo, gritar una y otra vez "¡Soy un rendido!"·
Así comienza una extraordinaria y dolorosa novela, casi un cuento: Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez.
Álvaro me pasó el testigo de realizar este pequeño meme que trata de reproducir principios de libros que, por alguna u otra razón, nos gusten. He elegido Los girasoles ciegos porque su lectura me impactó, me produjo sensaciones tan primarias como el odio, la ira, el miedo, el llanto, la esperanza,...
Cedo el turno a Pilar, Eterna y Alma ;)
Álvaro me pasó el testigo de realizar este pequeño meme que trata de reproducir principios de libros que, por alguna u otra razón, nos gusten. He elegido Los girasoles ciegos porque su lectura me impactó, me produjo sensaciones tan primarias como el odio, la ira, el miedo, el llanto, la esperanza,...
Cedo el turno a Pilar, Eterna y Alma ;)
7 lo comentaron, ¿te animas tú?:
Gracias por participar, y por elegir un principio tan bello. Siempre he pensado que cada uno debería poder elegir su propia muerte. Un saludo.
Maravillosa elección Apesar.
Desde q hablaste de este libro tengo ganas de leerlo, pero me para el miedo a muchos de esos sentimientos q tú mencionas. Y sq esto.. me revuelve mucho
Un besazo
Testigo cogido...me pongo este finde
Besitos nublados
Alma, entra en nuestro Blog, y buesca el inicio de este meme. A lo mejor te queda más claro. Un saludo
Querida amiga, el encargo es muy fácil: hay que reproducir el principio de uno o varios libros que, por alguna u otra razón, te hayan gustado.
Gracias a ti Almaenamorada :))
huyy me pasa un poco como a Cu, hay libros que por dolorosos los excluyes pero no se... no lo descarto, no...
No nos echaste de menos hoy que no vinimos a incordiar? ;)
Besosss
Aunque no soy Pilar, Eterna ni Alma, quiero dejarte una impresión de pasada sobre "Los girasoles ciegos". Lo leí el invierno pasado, precisamente en León, resguardado por la nieve de los sofocos de la vida. El aura de la novela es terrible, ciertamente. Acude la impresión al lector de que las inclementes ventiscas son aliento de una tragedia pasada (la guerra y la represión, claro); los zalampos que caen mansos, en el silencio de la nevada, llegan con la exactitud de un gran infortunio; y el frío, perpetuo en la narración (igual que remansa constante en esa tierra tan dura, donde está ambientada la novela) es una premonición que va derrotando cuerpo y alma: es el emisario, sin piedad ni tregua, de la muerte.
Me llamó la atención la similitud de estilo, propósito y alcance, con el librito que Miguel Hernández escribió a su hijo de puño y letra, "Las nanas de la cebolla" y otros cuentecillos, ilustrados por el poeta en el presido madrileño de Díaz Porlier, donde compartió galería con Buero Vallejo y donde éste le hizo el famoso retrato a carboncillo que todos conocemos.
Por cierto, que Buero, pasado el vendaval de la posguerra, vivió hasta el último día en esa calle, Díaz Porlier. Hay de algo de fatalidad en los primeros afanes: siempre regresan, o mejor dicho, nunca acaban de marcharse del todo. Lo mismo le sucedió a Alberto Méndez. Terminó el libro, su única obra de narrativa, recibió dos premios y se instaló en el más allá para merecer con el empaque de lo póstumo el Nacional de Literatura.
Total, oye, que me ha encantado verte convertido en consumado y ameno blogger.
Abrazos.
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