Un momento de debilidad

Añoro aquellas miradas cómplices, insinuantes, retadoras. Aquellas miradas que constituían un mundo entero, el único mundo. Aquellas miradas que significaban el preludio de todo lo que quisiéramos que fuera. Miradas que transmitían mucho más que una palabra, incluso casi más que una caricia. Miradas que descodificaban nuestras ondas cerebrales convirtiéndolas en una comunicación casi perfecta. Miradas de deseo, miradas añorantes, miradas temerosas, miradas satisfechas, miradas tiernas, amorosas, saciadas, interrogantes, implorantes, felices, aburridas, enfadadas, compasivas, lujuriosas, sonrientes, lagrimosas, miradas somnolientas, miradas transgresoras, explosivas, apáticas, miradas.

Y las añoro porque hace tiempo que no las siento y cuando me miro en el espejo deseo volver a sentirlas. Lo curioso es que añoro aquellas miradas, añoro su significado pero no a la persona que las emitía.

Mi primera vez

Recuerdo perfectamente cómo fue mi primera vez. Estaba nervioso, muy nervioso, hasta el punto de no poder controlar el temblequeo de mi cuerpo. Me había imaginado muchas veces cómo podría ser la primera vez, recuerdo la mezcla agridulce de deseo y miedo que se apoderaba de mí cada vez que lo pensaba. Se me planteaban muchas dudas: ¿sabré hacerlo bien?, ¿cómo será en realidad?, ¿me castigará dios?. Era muy joven, repasaba mentalmente la teoría aprendida de los amigos más mayores y ya iniciados. La novedad me atraía poderosamente, el deseo de hacerlo se confundía con la íntima seguridad de que hacerlo era correr un riesgo, lo que me producía un estimulante aumento del deseo de hacerlo.

Estaba decidido, ya era hora, éste era el momento, la ocasión era perfecta, la situación lo propiciaba, todo lo nocesario para hacerlo estaba allí, junto a mí, pero ¿me atrevería?.

No lo dudé más, cerré los ojos, inspiré profundamente, tenía que hacerlo y lo hice.

Esa primera vez no me gustó demasiado, la realidad de la práctica no se correspondía con las maravillas que se contaban en la calle. Pero algo de esa experiencia me enganchó, me dejó una sensación de querer más, tenía ganas de repetir, estaba convencido de que había algo que no había hecho bien y que la próxima vez sería mejor. Efectivamente, la segunda vez que le pedí salir a una chica todo fue mucho mejor.

Vibronove

Desde hace unos años diversas casas comerciales ofrecen a los consumidores ofertas de renovación de productos que consisten básicamente en entregarnos una cantidad de dinero por nuestro viejo producto a cambio de que compremos uno nuevo. Esta oferta es habitual en productos como automóviles, afeitadoras o móviles.

Ahora un nuevo producto se suma al plan renove: el vibrador. Una casa comercial nos ofrece 8 euros por entregar nuestro viejo y usado vibrador y adquirir uno nuevo, se supone que más potente y juguetón.

Me parece una buena iniciativa y una oportunidad de deshacernos de ese vibrador que ya nos llegaba a aburrir e iniciar una nueva aventura con uno más fuerte, jóven y eficaz.

La noticia aquí [20 minutos]

Un día hace poco

El día se lió de mala manera, o de buena, todo depende de cómo se quiera ver.

El caso es que lo que empezó a ultima hora de la mañana con un "vamos a tomar una ceveza rápida y hablamos de ese asunto que hay que cerrar" derivó en una sucesión de "por favor, nos llenas otra vez" y terminó, unas cuantas horas y bares después, en "joder, creo que hemos bebido demasiado" y "coño, cómo pasa el tiempo" pero comiéndose la mayoría de las vocales y utilizando ese tono de voz tambaleante que aparece en determinadas conversaciones de barra.

Pero no fue un día perdido ni mucho menos, se cerró el asunto de marras, recordé -aunque un poco tarde- que la bebida sin apenas comida produce efectos secundarios, comprobé que aún con las facultades ciertamente mermadas era capaz de escribir y enviar mensajes de móvil, descubrí un par de bares que no conocía y gente que ya no recuerdo, me impresionaron las propiedades sanatorias de un par de estupendos pasteles de chocolate engullidos a tiempo y reflexioné sobre la relatividad del tiempo y nuestro papel en el universo.

Estuvo bien, bastante bien. Habrá que repetir.

La crisis nos está afectando

Los efectos secundarios de la maldita crisis están siendo peor de lo esperado.

Al menos es una posible explicación a esta noticia: "Una pareja británica se divorció después de que la mujer se enterara de que su marido había tenido un «affaire» extramatrimonial en el mundo virtual «Second Life»"

Al parecer, la ofendida pilló in-fraganti al ofensor (mejor dicho, a su avatar) en una postura bastante comprometida con una prostituta (con el avatar de una prostituta) y él (el marido ofensor) le confesó que se había enamorado de ella (se supone que de su avatar). Una situación un tanto compleja. El caso es que la mujer ofendida ha decidido divorciarse de su marido (no del avatar de su marido).

No se que pensar, luego le preguntaré a Apesar que él entiende más que yo de estas cosas, pero el tema es curioso ¿o no?.

¡Qué cosas tan raras hacemos!

El lamento de Bush

El ya casi expresidente de los EEUU, Mr. Bush, ha manifestado que lamenta haber dicho algunas cosas que no debió decir.

Este hombre es alucinante. Ha conseguido que el planeta tierra sea un lugar mucho más peligroso, más inseguro, más beligerante y mucho más contaminado. Ha logrado propiciar la que, parece, puede ser una de las crisis económicas más graves de la historia de la humanidad. Ha mentido, ha manipulado descaradamente, ha dejado tras de sí un rosario de injusticias, odios y actuaciones enmarcadas en el más amplio desprecio por los derechos humanos. Por no hablar de los muertos, miles y miles de muertes injustas, gratuitas, sin sentido.

Los medios y analistas no se cortan a la hora de señalarle como el peor presidente de la historia. Sus actos, sus acciones no van a dejar un buen recuerdo. Su legado es como una pesadilla, como esa experiencia que ninguno queremos repetir,

Pues bien, Mr. Bush solo lamenta algunas cosas que ha dicho, no lamenta ninguna de sus desastrosas acciones, de sus pésimas decisiones. No lamenta nada de lo que ha hecho, solo algo de lo que ha dicho.

Hasta nunca, Mr. Bush.

Made in Spain

¡Ay! Si es que no aprenden.

Debe haber miles de cerebritos dándole vueltas a qué medidas tomar, qué actuaciones emprender y qué cambios son necesarios en el sistema económico para mitigar y superar la maldita crisis, y resulta que en España ya hemos encontrado la solución. Si es que no aprenden de la historia de este país.

La solución aquí y es un método infalible a la par que barato. ¡Qué dios nos coja confesados!

Yes, we cam

La imagen de un hombre negro, atractivo, bien vestido, sonriente y con gesto agradecido delante de un difuminado fondo repleto de banderas con barras y estrellas es la imagen unánime con que se despiertan esta mañana todos los medios de comunicación.

Las palabras que acompañan a esta imagen también se repiten como un eco interminable: historia, sueño, cambio y el archiconocido "yes, we cam".

Obama ha conseguido ganar las elecciones presidenciales de los EEUU y se convierte en el primer presidente negro de su historia, lo cual -a mi entender- no es poco. Y ha ganado con claridad, con rotundidad, sin dejar un rastro de dudas tras su elección.

Yo estoy contento, era el resultado que deseaba y el que esperaba, por el simbolismo del momento, por lo que tiene de arriesgado, por las ilusiones que ha generado y, sobretodo, porque significa el final de la nefasta y peligrosa era Bush.

Seguramente Obama no conseguirá que este mundo sea un poco mejor y seguramente, en mayor o menor medida, defrarudará a sus electores y a los millones de personas que han visto en él la posibilidad de seguir soñando. Pero, espero y deseo, que por lo menos no lo empeore.

Le deseo suerte e inteligencia en sus funciones, por la cuenta que nos trae.

Reflexiones en la cocina. Anoche

Anoche, hablando con una persona muy especial, me di cuenta de que la vida es muy traicionera. Ya lo había sospechado en más de una ocasión pero como esto de haber cumplido ya un montón de años te hace sospechar más de la cuenta, nunca he querido hacer demasiado caso de mi profunda desconfianza hacia la vida.

Desde pequeñín he sido muy inocente, muy de pensar -o creer- que la gente es buena, que la vida es sabia, que la mayoría vamos de legal. Por descontado que la práctica me ha ido enseñando lo equivocado que estaba, lo confundido que he estado siempre, lo engañado que he estado. Pero -y no lo puedo evitar- siempre he tendido a justificar, a intentar entender, a ponerme en la piel del otro, a pensar, en definitiva, que la vida no podía ser tan cabrona. Un intenso y viejo debate entre mis yos.

Pero ahora he tomado plena consciencia de las trampas que la vida me ha ido poniendo y de como he ido cayendo en casi todas ellas.

He repartido mal mi tiempo, no he sabido elegir entre lo importante y lo que he creído que lo era. Nunca realizaré ese gran viaje en moto, un viaje largo, ligero, liberador, en el que me soñaba fuerte, libre y guapo. Se que nunca lo haré.

He dejado muchas cosas atrás, pero -lo peor- es que las he dejado sin darme cuenta, sin ser sabedor de mi voluntad. ¡Joder! miro hacia atrás y solo se que he perdido cosas que me importaban y que las he perdido sin darme cuenta, engañado, atontado.

Y no es que me queje, realmente no tengo motivos.

"¡Ves! la vida te sigue engañando, si los tienes y muchos". Apesar ha entrado en el post, ¡qué cabrón! si no fuera por lo qué es me desharía de él.

Bueno, casi un millón de años y aquí estoy, dándole vueltas a cosas que debería tener más que superadas, no tengo remedio, no tenemos remedio. Pero bueno, también he aprendido que en la mayoría de las ocasiones mis yos no se ponen de acuerdo.

Así debe ser la vida. Aún no lo se.