La segunda oportunidad

martes, 27 de noviembre de 2007

En la nariz



Desde hace unos días mi nariz está graciosamente adornada con una tenaz protuberancia que ha brotado en su lado derecho y que aún no he logrado catalogar como grano, espinilla u otra especie sebósea.

La cuestión es que mi nariz está hecha un primor con semejante y notorio atributo, porque se nota, vaya si se nota. Por las mañanas, durante mi sesión ante el espejo, no puedo apartar la vista del dichoso grano (o espinilla). Cuando hablo con alguien noto su pugna cerebral para no mirar descaradamente la llamativa espinilla (o grano). Cuando elevo la mano hacia mi cara para prodigarme una caricia, atusarme el tupé o, simplemente, aliviar un picor menor, mis dedos chocan inevitablemente con el llamativo saliente.

Y realmente no se qué pensar al respecto. En principio me desagrada, aunque bien pudiea ser un tardio especimen de acné juvenil y eso, en estas edades, puede entenderse como un halago. Pero si es el comienzo de un inmenso grano de esos feos y desagradales la cosa es bien distinta.

Creo que, como casi todo, va a ser cuesión de tiempo.

lunes, 19 de noviembre de 2007

La vida y yo


La vida no es, ni mucho menos, como nos gustaría que fuese. ¡Qué va!, ¡Ojalá fuera así!. Pero no, ni la vida es como quisiéramos ni nosotros mismos somos como nos gustaría ser.

La primera conclusión sería que esa situación hace que, como poco, nos sintamos incómodos y, con cierta frecuencia, frustrados y angustiados. Pero así es la vida y así somos nosotros.

A menudo intentamos modificar la situación, es decir, intentamos forzar algún cambio en la vida (la vida que nos atañe) e intentamos cambiar algo de nosotros mismos e, incluso, de las personas con las que compartimos, de alguna manera, esa vida. ¿Lo conseguimos?, no lo se, creo que solo en algunas ocasiones. Seguramente no ponemos suficiente empeño. O, quizás, conseguir el cambio no nos importe tanto como creemos. O, bien pudiera ser, estamos tan domesticados que hemos perdido la capacidad de ilusionarnos.

Sean cuales sean las causas, la cuestión es que no logramos sentirnos bien, bien de verdad.

Hablo por mí.